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Foto del escritorLuna G.

Parte media de una historia

Actualizado: 6 dic 2019

Muy bien, esta vez vuelvo con un tema un tanto más específico. Si se están preguntando si mis publicaciones tienen algún orden, la respuesta es no. Literalmente elijo lo que tengo ganas de escribir en el momento. Durante esta semana he estado reuniendo información sobre distintos temas, pero creo que este es el que tengo más claro ahora mismo y también pienso que muchos lo necesitan.

Sin duda hay un montón de consejos y maneras de hacer que el comienzo y final de una historia sean interesantes. La mayoría de los escritores, a la hora de sentarse a escribir, tienen una idea clara de esos dos puntos en la trama, pero se estancan con una parte que es clave: el medio.

Nos pasa de seguido que sabemos qué eventos increíbles abrirán y cerrarán la historia, pero ¿lo que pasa para llegar de un punto al otro no es siempre muy aburrido? Todos quieren leer sobre el personaje obteniendo poderes y matando al villano, pero ¿a quién le importa cómo aprendió a controlar sus poderes? Bueno, estoy aquí para demostrarles que la parte del medio de la historia puede ser extremadamente interesante para sus lectores, y se logra con una sola técnica. Sí, solo una técnica llamada conflicto.


Conflicto principal y secundarios:

Durante el transcurso de la historia, tu protagonista puede tener un objetivo principal, sigamos con el ejemplo de derrotar al villano. Eso no significa que no pueda tener objetivos secundarios y obstáculos que le impiden alcanzarlo. Por ejemplo, tal vez una escena del protagonista entrenando para manejar sus poderes no suena tan interesante, pero ¿qué ocurriría si ve a alguien en peligro y no puede ayudarlo porque no maneja dichos poderes? ¿Qué pasa si el hecho de no manejarlos bien, hace que el mismo personaje ponga a alguien en peligro? Ahí es cuando hacemos la parte del medio más interesante.

Yo creo que la clave no es pensar en que el medio tiene que ser relleno para explicar cómo las cosas funcionan, al contrario, debe ser la oportunidad para darle desafíos a tu protagonista que, al superar, sirvan para mostrar cómo el personaje logró prepararse para su desafío final. Pongan de ejemplo los videojuegos en los que, desde el comienzo, saben que tendrán que enfrentarse a un ser súper poderoso, pero cuando empiezan la historia, su personaje no está ni cerca de poder derrotarlo. El protagonista necesita crecer, evolucionar y fortalecerse mediante otros desafíos, antes de enfrentar a la amenaza principal.

Entonces, debemos imaginar obstáculos que nuestro protagonista debe enfrentar durante la historia. Seguro eso no es tan difícil, si miran historias similares a las suyas y ven qué tipos de conflictos pueden crear. Ahora lo importante es saber acomodarlos en la trama.


Cómo elevar la tensión en la historia:

La clave aquí es que los conflictos deben ser uno más complicado que el otro, nunca menos. Si pensaste en distintos obstáculos para darle a tu protagonista, ahora piensa cuáles serán más o menos difíciles de superar. Los más fáciles deberían ir al comienzo, y los más duros cerca del final. De esta forma, la historia solo se va poniendo más y más interesante, en lugar de más aburrida.

Ahora, antes de emocionarnos, hagamos una pausa para pensar en algo importante. ¿Deberían todos esos conflictos, cada vez más complicados, ir uno atrás del otro?

Seguro se habrán puesto a pensar en historias que siguen la estructura de ir creando mayores obstáculos para el protagonista, pero también se habrán dado cuenta de que eso no es todo lo que ocurre en la trama. Hay otras escenas en el medio que no tienen dificultades tan grandes, en donde los personajes tal vez están solo hablando o preparándose para algo, momentos en los que el lector se puede dar un respiro. Aquí es donde también podemos correr el riesgo de pensar que estas escenas son necesarias, pero serán aburridas sin importar qué, porque no hay ningún gran monstruo que matar. Eso no puede estar más lejos de la verdad.


Conflictos menores:

Escenas de simple diálogo también pueden tener conflicto. El conflicto no se crea solo con monstruos o enemigos, nace de la simple estructura de: el protagonista quiere algo, el protagonista encuentra un obstáculo para obtenerlo. Tal vez tu personaje solo quiere confesar sus sentimientos a la persona que le gusta, pero alguien lo interrumpe. Tal vez tu protagonista quiere que su abuelo le diga cómo murió su madre, pero su abuelo se niega.

Hay piezas de información que podemos revelar durante la trama, o conflictos interpersonales que pueden ir resolviéndose en el camino. Puede que no sean tan emocionantes como derrotar a un dragón, pero son parte importante de la historia y de hacer que los lectores simpaticen con nuestro protagonista, porque son los problemas menores a los que todos estamos acostumbrados y con los que podemos simpatizar fácilmente.

Por ejemplo, cuando estudiamos una carrera, el objetivo principal es recibirnos, pero en el medio hay todo un montón de exámenes que aprobar para conseguirlo, y también pueden haber amistades o relaciones amorosas que se forman en el camino y que afectan la manera en que continuamos con la misión de recibirnos.

Sin embargo, el conflicto también puede nacer de algo tan simple como poner a dos personajes con ideas enfrentadas en la misma habitación. Tal vez haya una escena en la que personaje A y personaje B se encuentran, ninguno quiere nada del otro, pero ambos difieren en sus creencias sobre quién debería ser el rey y esto genera tensión entre ellos. Tal vez los dos simplemente tienen personalidades muy diferentes. Quizás A es demasiado charlatán y le molesta que B sea tan callado, mientras que a B le molesta que A no se calla nunca. Ese tipo de conflicto también lograr que el lector esté atento a lo que vendrá después.

Entonces nos queda la pregunta, ¿qué tantas escenas de conflictos menores debería tener entre mis conflictos mayores? Esta es una pregunta a la que solo tú, como autor, tienes la respuesta. Depende de ti y tu juicio ver qué tanto se necesita mostrar para que cada obstáculo mayor, y cómo el protagonista lo enfrenta, tenga sentido. Qué decisiones debe tomar tu personaje para llegar desde un punto de la historia al siguiente, con qué otros personajes debe interactuar primero y cómo le afectara cada uno.

Lo importante es que tu historia tenga un ritmo estable que vaya acorde con tu estilo de escritura, y este puede ser más lento o más rápido. Nadie te obliga a hacerlo de una forma u otra, solo recuerda que ese ritmo debería mantenerse. Si toda la primera mitad es bastante lenta, con muy pocos conflictos, no está muy bien que los conflictos del final vengan uno atrás del otro. Debería haber una separación de casi la misma medida entre cada obstáculo grande en la historia.

Ahora bien, nos queda una sola cosa que discutir y es el relleno.


¿Qué es el relleno y cómo lo evito?

Las escenas de relleno son cualquier escena que no sirva un propósito en la trama principal o secundarias. ¿Cómo sé si este es el caso? Solo tienes que hacerte esta pregunta: lo que ocurre más adelante en la trama, ¿podría ocurrir aún si no existiese esa escena? Si la respuesta es no, no corras a borrarla tan rápido, hay una pregunta más: lo que ocurre después o antes en la trama, ¿tendría sentido sin esa escena? Si la respuesta vuelve a ser no, entonces tal vez sí es hora de borrar esa escena.

Pongamos unos ejemplos para dejar esto en claro. Digamos que hay una escena sin acción, en la que dos personajes están dialogando mientras se preparan para una batalla. Personaje A dice algo que hace que personaje B se enoje de sobremanera y abandone su bando para unirse al enemigo. Los dos personajes eran amigos, pero ahora deben luchar contra el otro. Ese conflicto no podría haber ocurrido sin esa escena de diálogo.

Ahora hagamos un cambio. Digamos que personaje A y B están hablando de sus creencias. Personaje B le cuenta que está más de acuerdo con el bando enemigo que en el que se encuentra en ese momento. La conversación es tensa, pero ninguno termina enojado. Sin embargo, personaje B pasa por otro evento que lo hace decidirse a unirse al enemigo. Quizás esa conversación no fue la que lo hizo cambiar de bando, pero sirvió para que su decisión tenga sentido para el lector y no parezca un conflicto sacado de la galera para llamar la atención.

Otro ejemplo puede ser que el personaje B tenga una conversación con un personaje C luego de cambiar de bando, en la cual explica por qué tomó esa decisión. Nuevamente, es una escena que no genera ningún conflicto, pero clarifica las cosas para el lector, hace que el conflicto se sienta más realista, que tiene sentido.

Tengamos en cuenta también, que los conflictos grandes, como dos amigos volviéndose enemigos, pueden llegar a ser relleno. Ser interesantes de leer no los hace relevantes para la trama. Es un problema que suelen tener, por ejemplo, los videojuegos, en donde completas un sin número de misiones, pero cuando cada una termina, nos olvidamos que siquiera ocurrió.

Cada vez que tu protagonista se enfrenta a un obstáculo, debe haber un cambio en él o ella. Eso es lo que hará que el conflicto sea interesante y memorable. Tu personaje puede hacerse más fuerte, puede haber perdido a alguien importante, tal vez perdió una parte de su cuerpo en esa batalla, u obtuvo información que lo ayuda más adelante. Todos los desafíos a los que se enfrente el protagonista deben tener alguna consecuencia en el resto de la trama, de otra forma, harás que el lector nunca sienta miedo cuando los personajes están en peligro, porque siempre salen ilesos y sin ningún cambio.


Estas son algunas formas en las que podemos hacer nuestra parte del medio interesante, sin terminar con ningún relleno y sin recurrir a conflictos aleatorios y sin sentido. Seguro deben haber muchos más ejemplos, pero espero que esta sea una buena guía para empezar a mejorar tu historia y a inspirarte a seguir escribiendo ese medio.

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