Muy bien, hoy tenemos un tema muy importante y el primero que me siento culpable de querer dar consejos. La razón es porque, a la hora de escribir, no hay nada que yo DETESTE más que incluir descripciones.
Es difícil porque la mayoría de las veces se me hacen aburridas. Cuando me las cruzo en un libro, literalmente las salteo y prefiero centrarme en la trama.
PERO he encontrado libros en los que no hago eso, por lo que traté de reunir información sobre qué tienen de diferentes y qué se puede hacer para hacer que las descripciones sean más interesantes.
Entonces, aquí les traigo los consejos que puedo darles a la hora de incluir descripciones en sus historias.
Ambientes:
Las descripciones de un lugar suelen ser las más complicadas, porque hay mucho que se puede decir si queremos situar a nuestro/a lector/a. Por esta razón también tienden a ser las más aburridas de leer, pero hay un par de cosas que se pueden hacer para evitar eso.
1-Interacción de los personajes:
No me refiero a los personajes interactuando entre ellos, sino de ellos con el ambiente. Con esto tampoco hablo de la típica escena en donde los personajes están vagando por una habitación como fantasmas y comienzan a describirlo todo. No es ningún pecado hacer eso, pero el tipo de interacción al que me refiero es diferente.
Lo ideal es hacer esto: no describas tú el lugar, deja que tu personaje (narrador) lo haga. Deja que él o ella hable de su conexión con el lugar en el que se encuentra, su historia y sus sentimientos con el mismo.
Digamos que, por ejemplo, tenemos una escena en donde Rodolfo entra a su habitación. No te pongas a decir: “había una cama, una silla, un armario y una mesa de luz”.
Deja que Rodolfo hable de lo que él ve al entrar a su cuarto, que cuente su historia con él: “la cama de dos plazas ya tenía diez años y comenzaba a hacer cada vez más ruido cuando él se acostaba en ella. La silla que se encontraba en una esquina solo servía para tirar ropa que le daba flojera guardar. El armario tenía algunos cajones que funcionaban mal y que su esposa siempre le reclamaba que arregle, a lo que él respondía que lo haría luego. Y la mesa de noche junto a su cama no estaba en mucho mejor estado”.
Quedó bastante más largo, ¿no? Pero, a diferencia de la descripción anterior, ¿creen que lo único que se lleva el/la lector/a es una habitación con muebles?
En ese párrafo hay dos cosas que quedan en claro: Rodolfo no es un hombre muy dedicado/activo/cuidadoso, no tiene mucho dinero y todas sus cosas son viejas. Habría sido otra historia si yo decía que la habitación brillaba de limpia porque él no dejaba entrar ni una pelusa, o que todos los muebles eran de oro, ¿verdad?
Esa es la interacción que nuestros personajes deberían tener con su entorno. Deberían contar su historia con el mismo, ya sea un lugar en el que estuvieron muchas veces o que nunca conocieron.
También recuerden añadir emociones cuando sea relevante. En el ejemplo de Rodolfo podrían ponerse a pensar: ¿le gusta su cuarto? ¿Le trae buenos o malos recuerdos? ¿Qué emoción le provoca: melancolía, calma, alegría, pesadez? No pueden faltar las emociones para conocer a nuestros personajes.
2-Piensa en detalles:
Otra forma de hacer nuestras descripciones más interesantes es añadir ciertos detalles de vez en cuando. En lugar de solo decir “la silla vieja forrada de rojo”, podemos hablar de cosas como “la silla, forrada en terciopelo rojo con tachas de oro, tenía algunos rasguños en sus patas y algunas partes de su respaldo se estaban deshilachando”.
En la primera descripción no queda muy claro por qué el narrador dice que la silla es vieja ni tampoco nos da una imagen concisa de la misma. Pero en la segunda eso ya no es un problema.
Y eso no es todo. También se puede pensar en los efectos que tiene la luz o el aire. No es lo mismo una habitación completamente iluminada que una en la penumbra. El exceso de luz puede mostrar colores o generar brillos interesantes, mientras que la penumbra puede crear siluetas o contrastes y resaltar ciertos relieves.
Tampoco es lo mismo una habitación llena de ventanas abiertas que otra en el subsuelo. En la primera seguro hay mucha luz y ventilación, pero en el segundo al aire puede sentirse sofocante.
3-Tenemos cinco sentidos:
Esto es, sin ninguna duda, lo más relevante que he aprendido sobre descripciones. Es muy fácil dejarse llevar por la vista y decir “el comedor tenía una mesa de madera oscura y diez sillas de cuero verde”. Pero lo ideal es usar todos los sentidos.
Usa tu imaginación y piensa: ¿qué olores habría allí? ¿Qué temperatura se sentiría? ¿Qué sonidos se escucharía? ¿Qué textura tienen los objetos que mi personaje toca?
A todos esto no olvides añadir algo de historia y emoción por parte de tu personaje/narrador. Por ejemplo, digamos que entrando a ese comedor, Rodolfo siente el aroma de una sopa de verduras servida en la mesa. ¿Qué recuerdos le trae esa sopa? ¿Alguna vez hizo él una, o su madre, o su esposa? ¿Eso lo hace sentir mejor, seguro, alegre, o melancólico, triste, desanimado?
4-Intenta deshacerte del “había”:
Un detalle muy interesante, del que vi a alguien hablar mucho en Tumblr, es el de la costumbre que algunos escritores tenemos al describir lugares y que es el uso del “había”.
Ejemplo: “Rodolfo entró a la habitación de su hija, Sofía. Allí había una pequeña cama de sábanas rosadas, una cómoda con todos sus cajones abiertos y una mesa de luz con una lámpara celeste”.
Esto es algo muy común y no suena necesariamente mal, ¿cierto? Pero hay un pequeño truco gramatical aquí que puede usarse para mejorar la descripción. Lo que esta persona en Tumblr argumentaba era que el “había” es un verbo demasiado inactivo, pues no tiene un sujeto. No es una acción que alguien esté ejerciendo, por ende, se hace aburrido y es mejor usar verbos más activos.
Ejemplo: “Rodolfo entró a la habitación de su hija, Sofía. Su camita vestía las sábanas rosadas que a ella tanto le gustaban. La cómoda tenía todos los cajones abiertos, pese a que él siempre le decía que los cierre. Y, en su mesa de luz, estaba la lámpara celeste con dibujos de peces naranjas que su tío le había regalado”.
Esto hace que las descripciones sean un toque más interesantes, diferentes. Además, de inmediato nos lleva a nosotros/as a pensar en más cosas para decir que solo “había una cama, una cómoda y una lámpara”.
Personas:
Pasamos a otra cosa que nos toca describir a menudo y que puede ser más o menos complicado. A la hora de describir personas no sé si pueda hablar de muchos clichés o ejemplos en los que se hace aburrido. Por lo usual a los lectores les gusta tener una imagen de cómo se ven los personajes, pero igual aquí van algunos consejos.
1-La descripción depende del narrador:
De la misma forma que con las descripciones de lugares, al hablar sobre la apariencia de las personas es importante que la personalidad, relación y emoción de nuestro personaje/narrador se muestre bien.
No es lo mismo que nuestro personaje diga: “Sofía tenía sedoso cabello rubio, una tierna sonrisa formada por carnosos y seductores labios, y un cuerpo con curvas en las que Damián podía perderse cualquier día”. A que diga: “Sofía tenía un cabello que usaba para presumir de todos los productos caros que ella podía comprar y otros no. Sus labios carnosos no podían andar sin maquillaje exagerado, y su cuerpo seguramente era el producto de la comida para pájaros que consumía”.
En la primera resulta obvio que Damián se siente atraído hacia la chica que está describiendo, mientras que en el segundo se muestra una actitud mucho más resentida, sarcástica y tal vez hasta de odio.
En ambos casos podemos ver algo de la relación entre los dos personajes, los sentimientos del narrador hacia el otro y hasta la personalidad del protagonista. En el primer ejemplo pareciera que Damián está más interesado en la apariencia de Sofía que en ella, y en el segundo, el que la resienta por tener dinero nos dice mucho de él.
Esto también puede hacerse si nuestro personaje se está describiendo a sí mismo. No es igual que hable con arrogancia, insultándose a sí mismo o en un término medio.
Y no se olviden del tema de la relación del narrador con el personaje que está describiendo. Si en los ejemplos que di Damián estuviera hablando de su madre habría tenido un impacto muy distinto, ¿no? Léanlo de nuevo si no.
Entiendo si tal vez crearon a un personaje que a ustedes les parece atractivo en su mente, pero si la persona que está narrando no se siente atraída hacia ese personaje, no lo/a dejen hablar como si lo estuviera.
No olviden: siempre dejen que sean sus personajes los que narren, no ustedes.
2-Usa comparaciones:
Esta es una técnica que encontré más que útil y la utilizo a menudo al describir la apariencia de mis personajes. Muchas veces puede ser útil para matar dos pájaros de un tiro y describir a dos personas a la vez.
A lo que me refiero con esto es que, a la hora de que el narrador describa a alguien, lo compare con otra persona. Por ejemplo, pueden tener a Sofía comparándose con su hermana Alicia. Ahí tendríamos las descripciones de ambas en un mismo momento.
También podríamos aprender mucho de la relación de Sofía con su hermana y de su propia personalidad. No sería lo mismo si, al compararse, Sofía dice ser mejor o peor que su hermana.
En otros casos también un personaje puede comparar a otros dos. Por ejemplo, en vez de compararla consigo misma, tal vez Sofía puede hablar de las similitudes y diferencias entre su hermana y su madre. Aquí incluso podemos tener información sobre los tres personajes juntos.
3-Evita el “tenía”:
Cuando hablamos de los lugares es útil tratar de evitar el “había”. Pues aquí podrían intentar evitar el “tenía”. En ambos casos quiero recordarles que no tiene nada de malo usar esas palabras, pero siempre es bueno recordar no abusar de ninguna fórmula.
En cuanto a descripciones de personajes creo que es mejor hablar de las partes de la persona, en lugar de la persona en sí. En lugar de decir: “Ana tenía el cabello sedoso y dorado”, puede ser mejor decir: “el cabello de Ana era sedoso y dorado”.
Son solo detalles, pero hacen a la diferencia de lo que los lectores acostumbran leer.
4-El cuerpo tiene muchas partes:
Ocurre a menudo que, cuando describimos personajes, nos centramos en lo básico: cabello y ojos. También se puede caer en juicios de valor como “era muy hermosa”.
No tiene nada de malo que, si nuestro protagonista está atraído al personaje que está describiendo, ofrezca algunos juicios de valor. Pero no olvidemos que cosas como la belleza es algo muy subjetivo y, por ende, no nos está diciendo realmente nada de cómo se ve esa persona.
En estos casos es bueno recordar que el cuerpo y la cara tienen muchas partes. Traten de darle a sus personajes algún rasgo distintivo, algo que sea particularmente memorable de cada uno, y úsenlo. Tal vez una nariz de gancho, un mentón afilado, orejas pequeñas o manos muy grandes para su cuerpo.
Hace que las descripciones sean más originales y memorables. Claro que no necesitan hablar de todos los rasgos de su personaje uno por uno, por eso es bueno elegir algunos en particular que la mayoría de la gente note enseguida. También es buena idea pensar en otros que solo ciertos personajes notan, debido a que tienen una relación o percepción diferente.
5-Un par de clichés que es mejor evitar:
En general no suelo aconsejar evitar cosas que se consideren clichés porque, aunque se repitan a menudo, hay ciertos contextos en los que de hecho pueden funcionar perfectamente. Aquí solo quiero mencionar algunas cosas que se hacen demasiado a menudo solo para que, en lo posible, no caigan en ellas.
La primera es el uso de los espejos. No creo que sea posible contar la cantidad de historias en las que el narrador, al tener que describirse a sí mismo, necesite mirarse a un espejo para hacerlo.
Hay otras formas de que un personaje hable sobre sí mismo/a, ya les di el ejemplo de las comparaciones y ustedes pueden buscar otros. De nuevo, no es que esté mal, pero se hizo en exceso.
Lo otro es no usar metáforas o comparaciones que ya se usaron demasiado, tales como comparar el cabello rubio con el oro, el rojo con el fuego o los ojos azules con el mar/cielo. Traten de pensar en otras cosas que pueden decir de todos estos rasgos para que sus descripciones no suenen como las de miles de otros autores/as.
Cuándo usar descripciones:
He aquí una cuestión importante. No queremos que las descripciones escaseen en nuestras historias, pero tampoco queremos saturar a los lectores. Entonces, ¿cómo encontramos el balance?
Pues la respuesta simple sería describir las cosas cuando sea necesario o relevante, pero no es tan simple saber cuándo lo es. He aquí mis consejos:
1-Al introducir un lugar/personaje:
Pos sí, wey. Cuando presentan un lugar o personaje por primera vez no puede faltar una descripción y, de hecho, ésta debería ser la más detallada que den. Si el mismo personaje o lugar aparece de nuevo, ya no deberían mencionar tantos detalles y mucho menos describir las mismas cosas, así que aprovechen la primera vez.
Y recuerden también que, mientras no describan un lugar, va a parecer que los personajes están flotando en un fondo blanco o negro y, mientras no describan a los personajes, los lectores pueden crear una versión de ellos en su cabeza que no se parece en nada a lo que ustedes imaginaron.
2-Cuando hay un cambio:
Cualquier ocasión en la que un personaje haga un cambio en su apariencia, los otros deberían remarcarlo. De la misma forma, cuando los personajes se mueven de un lugar a otro, debería haber alguna descripción del mismo. Aunque, claro, no olviden no repetir cosas o entrar en demasiados detalles si son lugares ya conocidos.
Los cambios también pueden referirse al narrador en sí. Tal vez algo le ocurrió durante la historia que lo/a hace ver cierto lugar o persona con otros ojos, y ahí es sin duda un buen momento para incluir una descripción.
3-Como breves detalles:
No siempre nuestras descripciones necesitan ser súper detalladas. Sobre todo en cosas como la apariencia de los personajes. Nuestros lectores pueden tener una tendencia a olvidar cómo se ve alguien, aunque ya lo hayamos descripto.
En estos casos, no está mal repetir algunos detalles. Por ejemplo, digamos que ya antes nuestra protagonista habló de los profundos ojos verdes de la chica que le gusta, pero se da una oportunidad en la que podemos mencionar el color otra vez. Hagamos ambos ejemplos.
Introducción: “los ojos de Ámbar eran de un profundo verde marino, con algunos toques de marrón esparcidos en ellos”.
Recordatorio: “en ese momento, Ámbar dirigió sus ojos verdes al cielo”.
En una oración que nada tiene que ver con descripciones, podemos agregar un pequeño recordatorio del color de los ojos de Ámbar u otros rasgos que a ustedes les ocurra. Nuestros personajes que aparecen durante toda la historia son importantes, no dejen que los lectores se olviden de cómo se ven.
Aunque también es importante, como dije antes, no saturarlos. Dependiendo del largo de su historia, creo que mencionarlos dos veces es muy poco, pero a partir de las tres veces asegúrense de solo repetirlo si es relevante, si hay algún cambio o necesitan resaltarse de nuevo.
Muy bien, al fin terminamos. Esto quedó mucho más largo de lo que planeé, pero espero que les sirva. Nos vemos la próxima semana (espero porque estoy saturada de trabajo) y, como siempre, suerte con sus escritos.
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