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Foto del escritorLuna G.

Antagonistas

¡He vuelto! Lamento haber descuidado tanto el blog, estuve haciendo todos los preparativos para la publicación de mi libro. Aún estoy en ese proceso, pero mi parte ya está hecha y al fin tengo un poco de tiempo libre.

Entonces, hoy vamos a hablar de antagonistas. Es probable que esto termine siendo largo, así que pónganse cómodos. Me gustaría primero dar una definición de ellos, luego mencionar ciertas características que pueden darles a los suyos para hacerlos más interesantes.

Estos no son requisitos para un buen antagonista, solo consejos, no lo olviden.


Definición:


Antagonista no es sinónimo de villano, ni siquiera de personaje. A veces también se puede tener de antagonista a una fuerza de la naturaleza, un grupo de personas, una sociedad, etc.

Antagonista es cualquier cosa o persona que se interponga en el camino del protagonista, lo que sea que le impida alcanzar su objetivo. Por esta razón hay que recordar que se puede tener más de un antagonista, que este puede ser el bueno, y el protagonista el malo, y que, incluso, algunos protagonistas pueden ser sus propios antagonistas. Ahora pasemos a cómo podemos hacerlos interesantes.


Motivación:


Algo que aplica tanto para protagonistas como antagonistas es que no hay nada peor que un personaje principal sin una motivación clara.

Cuando nuestros personajes no tienen un objetivo que sea fijo, simple y conciso, nuestros lectores pueden perderse e incluso frustrarse. Es difícil seguir una historia si ni siquiera sabes a dónde pretende ir.

Un antagonista puede tener un objetivo tan sencillo como destruir el mundo y no por eso ser cliché, el problema es saber diferenciar entre objetivo y motivación. El objetivo es lo que personaje quiere, la motivación es la razón por la cual lo quiere.

Entonces, dínos. ¿Qué es lo que llevó a tu antagonista a querer destruir el mundo? Y no, buscar poder tampoco es una motivación, es otro objetivo. ¿Por qué quiere tener poder? Nadie se levanta un día y decide que quiere poder con tanto fervor que está dispuesto a destruir el mundo para lograrlo, así que construye una historia clara o al menos dile a tus lectores por qué tu antagonista busca lo que busca.


Que genere obstáculos y fuerce decisiones:


La definición de un antagonista, como dije arriba, es que se interpone entre el protagonista y su objetivo. No puedes dejar eso de lado. Tu antagonista necesita realmente hacer algo que le dificulte al personaje principal conseguir lo que quiere. No puede estar toda la historia sentado en una silla dejando que otros hagan lo que quieran, o andar por su cuenta buscando su propio objetivo sin importarle lo que haga el protagonista.

De una forma u otra, el antagonista necesita ponerse en el camino del personaje principal, y en repetidas ocasiones. Pero esos obstáculos no deberían ser simplemente del tipo que se superan ganando alguna habilidad nueva.

Algo que genera mucho interés, y también ayuda al lector a conocer mejor a nuestro protagonista, es que los obstáculos que presenta el personaje antagónico fuercen al principal a tomar decisiones difíciles, como por ejemplo: ¿rescato a mi mejor amigo o a una villa entera de personas?, ¿cumplo mi sueño si eso implica arruinar el de alguien más, o dejo que la otra persona se lleve el premio y me deje sin nada?

Ese tipo de planteos generan mucha tensión e impacto emocional en una historia.


Límites y alcances de su poder:


Otro aspecto que, como autores, debemos tener súper claro antes de comenzar a escribir son los límites y alcances del poder del protagonista y su antagonista. Con esto no me refiero exclusivamente a poderes místicos, puede ser un poder que viene de una relación jerárquica (ej: jefe y empleado), de una manipulación emocional o algo similar.

Muchos escritores nos entretenemos pensando en todas las cosas que puede hacer un personaje, las distintas habilidades que podemos darle gracias a la ficción, pero nunca se debe olvidar trazar límites. El antagonista debe tener algún punto débil, ya sea físico, emocional u otra cosa. Hay que dejar tan en claro lo que no puede hacer como lo que sí.

Ese límite es lo que el personaje principal puede usar para superar los obstáculos que presenta el antagonista. Por ejemplo, una antagonista increíble y sin ningún poder mágico es Miranda Priestly (pueden leer mi análisis de El Diablo Viste a la Moda aquí). Como jefa, es exigente y no acepta negativas. Mientras trabaja para ella, queda claro que la protagonista no podrá tomar sus propias decisiones. Pero hay algo sobre lo que Miranda no tiene ningún control y es (spoiler alert, supongo) el que Andy renuncie.

Esto, sin embargo, no es algo obvio desde el comienzo. De hecho, la primera parte de la película se ve como una pésima decisión, pero a medida que la historia avanza, queda claro que es lo opuesto, por las diferencias entre Andy y Miranda, y hace que el final tenga mucho sentido.

Así también se puede hacer en historias de fantasía. Siempre se puede crear algún arma, pócima o tal vez hechizo que se sabe que derrotará al villano, y el conflicto será cómo lograrán llevar eso a cabo.


Que cumpla con las expectativas:


A muchos autores les gusta generar gran misterio alrededor de un antagonista al comienzo. Si vas a ir por ese camino, asegúrate de crear a un personaje que esté a la altura de esas expectativas que le darás al lector.

Aquí un elemento clave puede ser el no esperar hasta el final para revelar al villano/a. Recuerda que, entre más tarde en aparecer, más altas serán las expectativas del lector y más difícil será alcanzarlas. Además, hay que tener en cuenta lo siguiente:


Relación con el protagonista:


Esto es algo que a menudo se olvida y que puede enriquecer tanto una historia si se usa bien. El hacer que el personaje principal y antagónico tengan una relación durante o antes de la historia.

A lo que me refiero aquí es que se encuentren, en más de una ocasión de ser posible. Si tu protagonista es un empleado y tu antagonista su jefe, deberíamos verlos interactuar (de nuevo, El Diablo Viste a la Moda es un buen modelo a seguir). Si estás escribiendo una historia de fantasía, que el villano aparezca en persona a frustrar los planes del héroe, que secuestre a sus amigos o se escabulla entre ellos.

También está la opción que puede generar un impacto emocional increíble y es el que los dos personajes tengan una relación cercana. Pueden volverse cercanos durante la historia, pueden ser una pareja con problemas, una madre e hija, o mejores amigos que se separaron hace un tiempo (entre menos tiempo, más fuerte el impacto emocional).

Cuando un protagonista y antagonista tienen una relación de cercanía, hace mucho más duro el hecho de que necesiten derrotar al otro y puede provocar increíble tensión cada vez que se enfrentan. Otra forma de lograr esto también puede ser la siguiente:


Que comparta el mismo objetivo que el protagonista:


Esto lo aprendí del maestro John Truby y es una técnica que me dejó muy intrigada. Él dice que una forma de conseguir que el enfrentamiento entre personaje principal y antagónico sea interesante es hacerlos competir por el mismo objetivo.

Recordemos aquí lo que mencioné de la diferencia entre objetivo y motivación. La motivación de ambos debe ser distinta, pero eso no significa que no puedan tener el mismo objetivo.

Un ejemplo que aprendí de esto es en El Caballero de la Noche, otra película con un excelente modelo de antagonista.

El guasón aquí no solo presenta una serie de obstáculos que fuerzan a Batman a tomar decisiones difíciles, sino que ambos compiten por lo mismo: el alma de Gotham. El guasón quiere demostrar que el alma de Gotham es oscura y que todos, en realidad, son iguales a él. Pero Batman quiere probar que la gente es buena y vale la pena luchar por ellos. Este es el objetivo clave que se disputa en el climax de la lucha entre ambos personajes.

Hacer que ambos personajes compitan por lo mismo hace a su enfrentamiento mucho más personal, coherente e interesante de leer.


Personalidad más allá de la trama:


Otro requisito más que cualquier personaje relevante a la trama debería cumplir. Lo mencioné en otra entrada, pero ya no recuerdo cuál. Las personas no tenemos una sola cosa en la cabeza 24/7. Tal vez mi objetivo a fin de año sea terminar una carrera, pero el día de hoy solo quiero mirar la última película que salió en cines.

Esto debe aplicarse a sus personajes también. ¿Quieren lograr que un personaje sea tridimensional? Que tenga hobbies, aficiones, seres queridos así como personas que odian (en caso de que su antagonista también sea un villano).

Incluir estos aspectos no significa escribir veinte páginas extra. Pueden mostrar al antagonista jugando ajedrez mientras da sus órdenes, si quieren darle un hobby, o simplemente mostrarlo interactuar con algunos de sus subordinados de forma diferente que con otros, o con su familia. Usen su imaginación.


Empático, no simpático:


Jeje, no sé porque la idea me da risa.

Esto último viene a que hoy en día se habla mucho de hacer de los personajes alguien con quien la gente se identifique, o al menos que los comprenda bien. Sin duda no está mal que empaticen con el protagonista, si es también el bueno de la historia, pero si estás buscando crear un villano, hay que hacer una línea.

Vamos a usar un ejemplo. Hay muchas personas que hablaban de lo empático que fue Thanos en Avengers: Infinity War, y muchas que decían que no, que estaba mal hecho. Decían que, si él era tan “bueno”, ¿por qué no pensó en doblar los recursos en lugar de matar a la mitad del universo?

Aquí vengo yo a enseñarles que eso no fue por error. Thanos es un villano y, como tal, su lógica debe estar errada. Es como esos antagonistas que quieren poder porque creen que harán a su país más próspero, sin importarles que el precio sea la explotación o incluso muerte de su pueblo (cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia, cof cof).

En fin, el punto es que hacer a un villano alguien cuyos motivos podamos comprender no significa hacerlo tan empático que tal vez el lector esté más a favor de él/ella que del protagonista. Podemos comprender a un personaje sin estar de acuerdo con ellos. Eso es algo que, como escritores, debemos tener muy en claro.

Si quieres que la gente odie a tu antagonista y lo comprenda al mismo tiempo, asegúrate que una parte de su motivación sea algo negativo e inmoral.

Por supuesto, puede ser el caso que ese no sea tu objetivo y ahí, claro, no tienes que seguir este consejo.


En fin, eso es todo lo que tengo por hoy. Espero verlos pronto, aunque no puedo garantizarlo. Sí me encantaría que puedan darse una vuelta por la página para descubrir algo más sobre mi libro, tal vez darle una oportunidad e inscribirse a mi lista de mail para recibir todas las novedades (solo vayan a la sección de Contacto).

Así que, nos vemos y, como siempre, mucha suerte con sus escritos.

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